miércoles, 13 de mayo de 2009

¿Acabarán comprendiendo algunos?

EL REGALO PERFECTO PARA WALL STREET: UN IMPUESTO A LAS TRANSACCIONES FINANCIERAS
                                                                                                               Dean Baker
Como guante a la medida, un impuesto a las transacciones financieras [FTT, por sus siglas en inglés; T.] les iría de maravilla a todos esos banqueros e inversores de Wall Street. Un impuesto modesto, que sería demasiado pequeño para que el inversor medio lo notase, podría recaudar fácilmente más de 100 mil millones de dólares al año. Eso es dinero de verdad, incluso en el terreno de los rescates a AIG y Citigroup.
 
Los chicos de Wall Street y los políticos a los que dan su apoyo odian que la gente hable de un impuesto de este tipo. Empiezan a enfurruñarse y resoplar y sacan a sus mejores portavoces para rápidamente desestimar este tipo de visiones tan ingenuas que esgrimen los no iniciados en el complejo mundo de las finanzas. Este descrédito tan arrogante suele ser suficiente para alejar a periodistas e informadores de dicha idea, y para desanimar a la mayoría de grupos de interés y resto políticos de hacer presión en serio sobre esta cuestión.
 
Pero en el caso de aquellos que no se dejan intimidar fácilmente por los banqueros fanfarrones y sus voceros (que incluyen a muchos economistas), un FTT tiene todo el sentido del mundo. El porqué es bastante sencillo.
 
Un impuesto del 0,25% sobre la venta o compra de un activo afectará muy poco a alguien que planee mantenerlo durante 5-10 años como inversión a largo plazo. Un impuesto así costaría 25 dólares en el momento de la compra a alguien que adquiera 10.000 dólares de acciones de IBM. Si el precio se dobla en diez años, luego tendrá que pagar 50 dólares cuando las venda. Estas cantidades resultan ridículas al lado de lo que tendrá que pagar de impuestos sobre ganancias del capital.
 
Del mismo modo, si un granjero tiene que pagar un impuesto del 0,02% al comprar futuros para asegurar su cosecha de trigo, el coste por asegurar una cosecha por valor de 400.000 dólares sería de 80 dólares. Esta cantidad tendría muy poco efecto en su decisión de asegurar la cosecha o en las ganancias que obtendrá por ella. De hecho, como el precio de negociar acciones, futuros y otros activos financieros ha caído fuertemente durante las últimas tres décadas, un impuesto modesto sobre las transacciones solamente haría subir su coste a precios de hace 15 o 20 años.
 
Un pequeño aumento de los costes de transacción sería una carga muy manejable para quienes que utilizan los mercados financieros para sostener sus actividades productivas económicamente. Sin embargo, impondría un coste mucho más serio para aquéllos que ven el mercado financiero como un casino en el que hacer sus  apuestas cada día, hora o minuto. Los especuladores que cuentan con meterse en el mercado a las 2 de la tarde y recoger sus ganancias a las 3 son los que estarían sujetos a un riesgo mucho mayor si tuviesen que pagar un impuesto a las transacciones financieras, por modesto que fuera.
 
Del mismo modo, los ingenieros financieros que se especializan en desarrollar complejos instrumentos financieros puede que consideren un FTT un fastidio. Un FTT podría implicar que sus instrumentos derivados fuesen gravados en varios momentos distintos. Por ejemplo, la adquisición de una opción sobre una acción sería gravada, así como lo sería también la compra en si misma de la acción si ésta se ejecutase. Derivados más complejos podrían acabar sujetos al impuesto varias veces, reduciendo sustancialmente el beneficio potencial generado por la mera complejidad.
 
Los de Wall Street y sus voceros insistirán en que un FTT no se puede obligar a pagarlo fácilmente, y que simplemente provocaría una huída del comercio hacia otros países. Hay sin embargo un pequeño problema con este argumento, llamado "Reino Unido". El Reino Unido ha tenido en vigor un impuesto sobre las compraventas de acciones durante décadas (las transacciones de derivados y otros instrumentos financieros no están gravadas). La cantidad que se recauda cada año sería el equivalente en la economía estadounidense a 30 mil millones de dólares. Obviamente, este impuesto puede conseguirse que se pague.
 
De hecho, podemos ir más lejos que el Reino Unido y añadir otras medidas para hacer que la obligación de pago sea más divertida. Por ejemplo, podemos dar a los trabajadores un incentivo para que informen sobre el fraude de sus jefes dándoles un 10% de cualquier ingreso o multa que recaude el gobierno. Debe haber sin duda muchos oficinistas en el sector financiero que agradecerían tener la oportunidad de convertirse en millonarios simplemente delatando a sus jefes.
 
Por otro lado, está claro que la posibilidad de que la industria financiera se vaya a otros países no debería preocuparnos en absoluto. ¿Porqué debería preocuparnos más el tener que comprar nuestros servicios financieros a otros países de lo que nos preocupa tenerles que comprar nuestro acero? Si el sector se va a otro país, entonces será también para corromper a los políticos de otro país.
 
El argumento es pues simple. Un FTT podría permitirnos recaudar más de 100 mil millones de dólares al año para poder financiar la sanidad pública o cualquier otra partida presupuestaria que consideremos necesaria. Lo hace de una forma muy progresiva en términos fiscales y debilitaría la influencia del sector financiero tanto política como económicamente. De hecho incluso Larry Summers, el jefe del Consejo Económico Nacional del Presidente Obama, ha dicho alguna vez que un FTT es una buena idea.
 
Como nos recordaba el Presidente Obama en referencia a las bonificaciones en los sueldos de AIG, no podemos gobernar con odio. Sin embargo, podemos gobernanr con un claro sentido de la justicia y la buena economía. Un impuesto a las transacciones financieras cumple con ello.
 
Dean Baker es co-director del Center for Economic and Policy Research (CEPR). Es autor de Plunder and Blunder: The Rise and Fall of the Bubble Economy.
 
Traducción para www.sinpermiso.info: Xavi Fontcuberta

martes, 24 de marzo de 2009

LOS EJECUTIVOS-PUTAS

Espero que no haya que discutir a estas alturas que los altos ejecutivos son los que han provocado la crisis de la mano de todos los ideólogos de la fantasía de "el mercado", la mano invisible que asigna los recursos del mejor modo posible.

El "mercado" es su discurso. Veamos ahora su realidad.

Y la realidad no es otra que la consecuencia de la aplicación de la teoría que han aplicado con todo rigor: el "trabajo como mercancía".

Me recuerda el problema de las putas.

Cuando hablamos de las putas solemos pensar en "la calle" a lo más en el "club" de carretera. Poco o nada en esas "de lujo" auténticas profesionales de la belleza y el encanto.... con "glamour" cuyo éxito se mide "sobre todo" cuando cazan un "mirlo blanco" y logran llevarle al altar para despellejarle luego.

De la misma forma cuando pensamos en el trabajo como mercancía solemos pensar en los trabajadores que tienen que vender a la baja su mercancía por la dura competencia de la mano de obra barata...

Por fin se ha puesto sobre el tapete que lo que estaba ocurriendo con esta gente de los altos ejecutivos era un disparate. ¿En qué ha consistido su trabajo? ¿qué valor específico era el suyo?

Desde luego su preparación, su capacidad de comerle el coco al personal, con sus "masters" de altos costes, y sus presentaciones de "ideas geniales".

El resultado se mide en valer ante todo para "saber comer el coco" a las grandes empresas..., igual que las putas de alto standing con sus arreglos y estéticas de altos costes y el manejo del "arte de la persuasión". ¡Y en eso consiste su éxito de ambos! en ligarse a los "grandes".

Hasta tal punto llegan a ser "objetos de deseo" que todavía el presidente de la AIG justifica el tener que pagarlos, "porque si no no podrían a aspirar a tener los mejores"... es decir igual que los viejos verdes esos que no tratan solo de echar el polvo sino poder presumir de haberse llevado a "la mejor".

Pasa luego con eso que ellas/os.... ¡tienen derecho a llevárselo calentito! ¡encima la ley está de su parte!

¿Nos habremos dado cuenta de una vez por todas de las tonterías que hacemos cuando lo que nos guía es "llevarnos al mejor", "imitar al mejor", "ser como el mejor"?

¡¡¡CUESTIÓN DE PROPAGANDA!!!

¿Alguien se acuerda de aquel vasco, o con apellido vasco, o de aquel "Conde", que era un "gestor" tan apetecido que en muy pocos años se pasearon por todas las grandes empresas, para dejarlas luego.... cuando menos llenas de pleitos... pero ellos con las manos llenas?

¿Eran la excepción que confirma la regla o, por el contrario, la regla que se confirma con la excepción?

ESTA ES LA CUESTIÓN QUE TIENEN QUE RESOLVER LOS QUE NOS GOBIERNAN.

sábado, 24 de enero de 2009

Decíamos ayer

Sobre el problema de la credibilidad de los bancos: siguen sin dar créditos a las empresas y particulares, y la máquina productiva trabajando al ralentí, y dejando en la calle a miles de trabajadores y cerrando cientos de empresas.

Angel Urbide propone una solución todavía más eficaz que todo el chorro de dinero que el gobierno, es decir, nosotros, la sociedad, ha puesto a disposición de la banca y que no muestra su eficacia porque ese dinero no se está utilizando en dar créditos, sino en "sanear balances" que garanticen la "salud del banco".

Solución: Que sea el Estado quien compre los activos contaminados que son la causa de todo este descalabro económico mundial.

Y digo yo.... ¿Por qué no nacionalizamos de una vez la banca? O al menos aquellos bancos que recibido el dinero público siguen sin dar créditos. De hecho ya se ha planteado el asunto en algún caso concreto de algunos países.

Porque lo que está dejándose ver por ahora es que "el mercado ha sido el problema" pero.... tampoco "el mercado está siendo la solución" contra todo lo que nos han estado diciendo los neocons liberales durante tanto tiempo. "El Estado es el problema" ¿no lo vamos a recordar ahora?

Ahora ya descarada y descarnadamente la solución es: El Estado.

No soy partidario de la nacionalización de la banca. Pero tampoco que la sociedad pueda depender de tal forma de la voluntad de de unos pocos y de su estabilidad como empresa, que están utilizando el dinero de todos a sanear sus balances capitalizando el dinero que reciben del Estado y se olvidan de cumplir una función social tan o más importante como es el mantener el sistema crediticio que hace posible el engranaje de la economía.

Sigo pensando que el Gobierno debe informar del dinero que se le da a cada entidad y el volumen de crédito que mueven al mes. Y que los ciudadanos podamos tomar y participar en decisiones que nos afectan a todos.

Comprar activos contaminados no digo que sea mala solución, pero también requiere un estudio caso por caso; que tal vez alguna entidad tenga que sucumbir ante su mala gestión.

¿O es que únicamente se cierran empresas y se van al paro los hombres de la economía real y no los financieros? Porque el mal uso del dinero también tendrá que tener consecuencias personales, ¿o no? Porque las empresas y los parados de las empresas, esos sí que no tienen ninguna culpa.

Tal vez el daño personal de quien pierde "inversiones", que al fin y al cabo es dinero que uno ha ahorrado porque de alguna manera le sobra, es menor que el de quien pierde su trabajo y no tiene inversión alguna porque su sueldo no le ha dado para tanto.

Y es de suponer que la alabada y saneada banca española sí podrá hacer frente los depósitos garantizados. Amén.

¿O tenemos que seguir manteniendo nuestra credibilidad en la gestión de los bancos que no se fían de nuestra credibilidad a la hora de facilitarnos créditos para la gestión de nuestran empresas?

viernes, 16 de enero de 2009

¿Tenemos que confiar en los bancos? Sí, pero...

El problema era la credibilidad, así comenzó este blog.

Los bancos habían perdido la credibilidad entre ellos, pero era necesaria nuestra credibilidad para con ellos; no retirar nuestros fondos.... para que el sistema...... pudiera continuar.

Al mismo tiempo el Estado, es decir, la sociedad, es decir, nosotros insuflamos buenos chorros de dinero a los bancos para que "pudieran sanear sus cuentas" y con la intención de que pudieran empezar a dar créditos a las empresas y particulares.

El Presidente del Gobierno, y el parón económico empieza a sentir que aún no están dando créditos. Lo que podemos pensar que es que todavía no han saneado sus cuentas. ¿Por eso no pueden dar créditos?

Y yo empiezo a pensar que no puedo tener mi dinero en un banco que tiene las cuentas tan poco saneadas que no puede dar créditos. Así que creo que vamos a tener que empezar a llevar nuestro dinero a los bancos que merezcan nuestra credibilidad. Y eso se puede manifestar en su capacidad de hacer el servicio social para el cual les entregamos nuestros activos, que ahora urgentemente es ayudar a mantener y poner en marcha las empresas que tengan credibilidad.

¿Hasta dónde va a llegar este pozo sin fondo en el que se están convirtiendo la falta de credibilidad que se tienen los bancos entre sí, y que estamos pagando los ciudadanos por la falta de créditos?

El tema es muy delicado, sí, pero tampoco podemos estar en manos de quien no sirve. Si algún banco, no lo deseo, tiene que quebrar, pues así le podemos ayudar un poco a ello y no seguir siendo un fardo pesado para la economía de los demás. También están quebrando empresas por su culpa y mucha gente se está yendo al paro.

No podemos pensar que esta Banca española tan alabada en su gestión, permanezca muda ante las necesidades sociales. ¿O tampoco nuestra banca estaba tan bien como se nos ha hecho creer?

Por ello el gobierno debería informar de los dineros que ha recibido cada banco así como el volumen de crédito que está concediendo cada banco a las empresas y particulares.

Luego los ciudadanos podrían tomar sus decisiones. Que las decisiones económicas de los ciudadanos no sean solo consumir.... que los bancos nos ayuden a producir.